Y todo empezó en... New York, Febrero 1992


Viaje a New York.

Aunque el viaje a New York no fue el primero fuera de España, ese honor recae en Cancun, si fue mi primer viaje a USA, y quizás uno de los viajes que más impronta a dejado en mi memoria con gran cantidad de razones. 

Todavía era invierno en 1992, sí, el famoso 1992, año de las Olimpiadas de Barcelona y la Expo de Sevilla, para mí fue el año en que finalmente acababa mis estudios universitarios, y también el año del Servicio Militar. 

Debido a tener que cumplir con la patria, no había manera humana de encontrar trabajo, ya que todas las empresas amablemente me remitían al final de mi periodo militar para volver a hablar acerca de cualquier posible curro, fantástico! 

Ante lo inevitable decidí aprovechar los pocos meses de libertad antes de empezar la mili para acabar mi proyecto fin de carrera, viajar un poco y mejorar mi inglés, y bueno New York era un destino que cumplía con los dos últimos requisitos, además en aquella época el dólar era realmente accesible para las economías europeas, así que junto con un par de amigos, los cuales se encontraban en idéntica situación a la mía, decidimos pasar una semana del invierno neoyorquino. 

Y la experiencia americana empezó prácticamente nada más llegar al aeropuerto. 

En aquellos años, a pesar de no necesitar visado de turista para entrar en USA o un pasaporte electrónico especial, si que hacia falta rellenar el I-94, documentación a entregar a la entrada al país, la cuestión es que en lugar de rellenarlo en el propio avión como se hace en estos días, el papel se hacia entrega al viajero en el aeropuerto de partida en el momento de recoger los billetes. 

Ya llegamos a New York.

Sinceramente fue la primera sorpresa para nosotros el rellenar el formulario en cuestión, ya que a las consabidas preguntas acerca de como te llamas, donde vives, número de pasaporte y blablabla... había que responder un cuestionario con preguntas más que curiosas, como si habías pertenecido a un partido de orientación comunista, si pretendías entrar en el país para cometer un acto de espionaje o cometer cualquier otro tipo de delito durante tu estancia en el país y otras curiosidades. 

En fin, a quien se le ocurriría responder afirmativamente a cualquiera de esas preguntas! 

Pues la respuesta la tuvimos un par de horas después, cuando ya dentro del avión oímos cierta conversación de una pasajera situada en la fila de asientos posterior a la nuestra: 

- ¿Por favor azafata?

- Sí, que desea.

- Pues que rellenando el formulario he visto que al final pone que si se ha respondido afirmativamente a alguna de las cuestiones hay que contactar con la embajada de USA, y bueno, pues he respondido que si en alguna de las preguntas y...

- Mire, aquí tiene otro formulario, y por favor, ponga NO en todas las preguntas

En aquel momento todos nos quedamos sorprendidos y creo que fue instintivo el intentar mirar al formulario para ver si la susodicha era una espía, contrabandista o a qué había respondido que YES! 

New York.



A la llegada a New York el tiempo era bastante mas que frío, a fin de cuentas estábamos a mediados de Febrero y la temperatura no alcanzaba los cero grados, o como aquí le dicen, por debajo de los 30 Fahrenheit, que es más o menos restarle 30 y dividir por los dos los grados centígrados, en fin un frío de narices. 

El avión llegaba al JFK de New York, que era como varias veces el aeropuerto de Barajas, bueno, ahora después de la ampliación, ya será solo unas cuantas veces menos, pero en cualquier caso era el aeropuerto mas grande en el cual había estado hasta aquel entonces, cabe que decir que mi bagaje no era muy extenso, más bien se limitaba a Barajas y Cancun, mas bien corto. 

En cualquier caso, el JFK se me antojaba enorme, fue la primera sensación que recibí de USA, y no la única, porque si hay una cosa que les gusta hacer a los americanos, es todo a lo grande, y vive que lo consiguen muchas veces. 

El aeropuerto esta situado en el barrio de Queens, lo cual hace necesario transporte hasta llegar a Manhattan, en donde estaba nuestro hotel, muy cerca de la 5th Avenue y de la Grand Central Station. 

Seria ya muy avanzada la tarde, casi noche cuando por fin llegábamos a nuestras habitaciones. 


El paseo por autobús desde el aeropuerto había sido el primer shock, entrar en Manhattan por uno de esos famosos puentes, toda la línea de la ciudad, el famoso New York skyline, todos los rascacielos alineados uno al lado de otro, con la luz del atardecer cayendo en el horizonte, y todo el trafico fluyendo dentro y fuera de la ciudad, como un sin cesar de luciérnagas ocupadas exclusivamente en sus propios asuntos, porque esa fue otra de las sensaciones que tuvimos de la ciudad durante nuestra estancia, era como si cada neoyorquino se ocupara exclusivamente de lo suyo sin prestar demasiada atención a lo que pasaba alrededor suyo. 

El día daría poco más de si, el cansancio del viaje junto con el cambio horario o jet-lag como es aquí llamado, parecía vencer a la curiosidad que sentíamos por explorar la ciudad, a fin de cuentas todavía nos quedaba casi una semana para descubrir la ciudad, pero a pesar de todo decidimos al menos salir del hotel para pasear por las famosas avenidas de tantas películas esa misma noche, a la vez que buscábamos algún lugar para cenar, a poder ser económico!


Y que mejor que encontrar una pequeña pizzería Italian Style para la primera cena, y que mejor que probar algo que no sabíamos ni que existía, como el Calzone, algo totalmente exótico para nosotros, aunque no sea mas que una gigantesca pizza-empanadilla, pero para nosotros era algo totalmente nuevo, diferente y excitante que probar. 

No teníamos intención de visitar nada más, pero de camino pasamos por el Empire State Building, al cual le quedaban menos de media hora para cerrar, y que mejor que acabar el día con una gélida vista nocturna de New York.

Esperando para subir al Empire State Building.

Después de tomar un par de ascensores completamente vacíos, llegamos a lo más alto en donde se encuentra la tienda y los ventanales donde podemos ver todo alrededor la ciudad sin salir a la terraza.

La tienda estaba desierta, los dependientes estaban ya más por la labor de ir cerrando que de otra cosa, y no pusieron muy buena cara al ver que llegaban todavía más turistas.

Como no podía ser de otra manera, salimos a la terraza, en donde a esta altura y a esa hora de la noche de invierno, hacia un frío terrible, pero los tres estábamos tan entusiasmados con las vistas que casi ni lo sentimos.

Fue una visita breve, pero muy intensa, a repetir a la luz del día.

Mucho frío en la terraza del Empire State Building. En teoría al fondo esta Manhattan, pero en aquella época mi cámara de fotos no daba más de sí.

Ya de vuelta en el hotel era bastante tarde para los estándares americanos, las calles estaban casi desiertas y la verdad es que el frío viento que circulaba entre las grandes avenidas no parecía invitar precisamente al paseante. 

Así que decidimos iniciar la vuelta al hotel, y la verdad es que la soledad de las calles, a penas frecuentadas por más que homeless y alguna que otra persona de vuelta a casa, no hacían inspirar demasiada confianza. 

Bufanda, gorro, abrigo, todo era poco para el frío.

Ya habíamos sido advertidos en la agencia de tomar precauciones, sobre todo en la noche neoyorquina. 

Así que decidimos acelerar el paso y para nuestra sorpresa es que eso parecía alterar todavía más a los pocos que circulaban por la ciudad, quizás pensaban que les queríamos dar un palo, que curioso, no se quien tenia mas temor si ellos o nosotros. 

Como primera experiencia de la ciudad no había estado nada mal. 

Todavía nos quedaban muchas calles, museos y demás que recorrer, pero para esa noche lo único que nos hacía falta era dormir y descansar por unas horas antes de proseguir con nuestros descubrimientos.




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6 Comentarios

  1. Me ha encantado el post, cada uno de los detalles que nos das, y sobre todo esas fotos de hace casi 30 años, que me traen maravillosos recuerdos. Es maravilloso que las hayas conservado después de tanto tiempo! Me ha encantado este post!

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    1. Muchas gracias! Si las fotos son un poco antiguas, pero la experiencia del viaje fue increible.

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  2. Seguro que es impresionante visitar New York. De momento, voy a pasos lentos conociendo lo nuestro, que también hay mucho para ver y admirar. Pero no descartemos un viaje a esa ciudad de la que guardas tantos recuerdos. Un abrazo.

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    1. Muchas gracias Froilan. Estoy de acuerdo contigo que en España hay muchisimas cosas que visitar y que deberiamos de ver antes de salir al extranjero, pero bueno.

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  3. Una forma genial de aprovechar aquellos días antes de empezar la mili, toda una experiencia!

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