Cuatro de Julio en Seaside


Cuatro de Julio en Seaside.


Cuatro de Julio, Independence Day, el dƭa de la independencia de Estados Unidos, quizƔs la fiesta mƔs celebrada a lo largo y ancho del paƭs. Durante todo el dƭa se pueden encontrar desfiles, fiestas, barbacoas y sobre todo fuegos artificiales, los cuales suelen cerrar a la noche con todas las celebraciones.

El cuatro de Julio empezamos nuestra ruta por la costa norte de Oregon, hoy recorreremos desde Newport hasta Seaside, dejaremos la 101 para conducir la zona conocida como de los tres cabos: Cabo Kiwanda,  Cabo Lookout y Cabo Meares.


Nye Beach Cafe.

Iniciamos el dĆ­a con un ligero desayuno en Nye Beach Cafe, situado apenas un par de manzanas del hotel. Es un pequeƱo y acogedor cafĆ©, pero muy escaso de personal; con solamente una camarera y un cocinero, no dan a basto con todo el personal pidiendo desayunos. 

Nos tomamos un buen rato esperando por nuestro panini gluten free con jamĆ³n y huevos revueltos con queso y un poco de fruta. El sandwich, como es norma con este tipo de pan, es mĆ”s pequeƱo de lo habitual, asĆ­ que fue un desayuno bien frugal.


PequeƱo panini con frutas.

Una vez terminado el desayuno, volvimos a la carretera en direcciĆ³n norte. El primer pueblo que pasamos fue Lincoln City, pueblo mu turĆ­stico, con multitud de pequeƱos cafĆ©s, restaurantes, tiendas y pequeƱos hoteles. 

El trafico estaba un poco espeso, pues todo el mundo estaba de ida y vuelta por las distintas celebraciones del dĆ­a.

Tomamos la desviaciĆ³n hacia Pacific City, un pequeƱo pueblo playero sito en Cape Kiwanda. Cuando llegamos al pueblo el cielo estaba empezando a despejarse de la neblina maƱanera, y la playa se estaba llenando de gente dispuesta a celebrar el dĆ­a festivo.


Claras indicaciones de como proceder en caso de Tsunami.

Hicimos una parada para disfrutar tambiƩn del Sol. Compramos unas alitas de pollo, que junto con unas cervezas y unos nachos, y ataviados con una esterilla eran suficientes como para tomar un snack en la playa, a la vez que disfrutƔbamos de las vistas, una enorme roca es lo mƔs destacado de Pacific City, junto con una enorme duna al norte de la playa.


Playa en Pacific City.

Tomamos fotos a la roca y a la duna, pero esta vez, no escalamos esta Ćŗltima.

La siguiente parada seria en Cape Lookout, en donde hicimos un corto paseo de media hora por los bosques que rodean el cabo, y los cuales no permiten tener demasiadas vistas de la costa.


Vistas desde Cape Lookout.

El siguiente pueblo es Oceanside otro pequeƱo pueblo playero a la sobra de tres grandes arcos situados a pocas millas de la costa.

Cerca de Oceanside se encuentra Cape Meares, donde a parte de poder disfrutar de los tres arcos y de una de las rocas que aloja a una poblaciĆ³n de aves cercana a los dos cientos mil ejemplares, podemos encontrar un pequeƱo faro de luz roja.


Bienvenido a Cape Meares.

Faro de Cape Meares.

La roca de los dos cientos mil pƔjaros.

La carretera se encontraba cortada en Cape Meares, asĆ­ que tuvimos que volver para poder acceder a Tillamook y seguir al norte de Oregon.


Vista de los tres arcos desde Cape Meares.

El Ćŗltimo faro del dĆ­a era Tillamook Lighthouse, el cual se encuentra en un diminuto islote a pocas millas de la costa.

Evidentemente no hay acceso al faro, y la Ćŗnica manera de verlo claramente es accediendo al Ecola State Park, un pequeƱo pero muy recomendable parque al sur de Seaside.

Lo curioso fueron las indicaciones del GPS. Cuando estĆ”bamos medio perdidos en mitad del parque, en mitad de un espeso bosque, las Ćŗltimas indicaciones del GPS fue parar en un par de kilĆ³metros, aparcar el coche en la cuneta y seguir a pie. 

Nuestra sorpresa fue mayĆŗscula, no sabĆ­amos ni donde parar, ni a donde ir. Afortunadamente el lugar en cuestiĆ³n era el final de la carretera y un parking. Este daba acceso a una playa, en donde caben dos opciones para ver el faro. 

La primera y mĆ”s sana y laboriosa es una ruta hasta la punta de acantilado de cerca de cuatro kilĆ³metros, la segunda es bajar a la playa y andar un poco al sur para tener una vista de la roca y el faro. Evidentemente y dada la hora que era, tomamos la segunda opciĆ³n.


Tillamook Lighthouse.

Playa en Ecola State Park.

Esta vez la reserva en Seaside fue la adecuada, Best Western Ocean View. A punto de llegar a Seaside, recibimos una llamada del hotel preguntando si Ć­bamos a llegar esa noche, me imagino que abrĆ­a lista de espera por nuestra habitaciĆ³n, la cual resulto una realmente  diminuta con vistas al parking.

Llegamos cerca de la siete y media. Los fuegos artificiales serĆ­an en la playa a las diez de la noche, asĆ­ que tenĆ­amos tiempo suficiente de cenar y encontrar un lugar adecuado para poder disfrutar los fireworks.

El hotel esta en primera linea de playa, cerca de la conocida Prom, la cual hace de paseo marĆ­timo, en donde podemos encontrar la mayorĆ­a de los hoteles de Seaside.


Seaside desde el paseo marĆ­timo.

El pueblo estaba abarrotado de gente y mƔs de dos horas antes del comienzo de los fuegos artificiales la playa y el paseo marƭtimo se encontraban ya repletos de gente. La mayorƭa de los que se encontraban en la playa ya estaban empezando los fireworks con multitud de petardos, los cuales creaban una increƭble niebla artificial.


Petardos en la playa de Seaside.

Pudimos encontrar un restaurante para poder cenar en la calle Broadway. Twisted Fish Steakhouse, en donde compartimos un delicioso Rib Eye cocinado a la brasa.

Una vez terminados de alimentarnos, buscamos un buen lugar cerca del hotel para ver los fireworks. 

La opciĆ³n de la playa era la mĆ”s sencilla, pero eso significaba estar al lado de todo el mundo disparando fuegos artificiales, lo cual no nos apetecĆ­a demasiado, asĆ­ que preferimos quedamos en un prado en frente del hotel adyacente.


Rib Eye cocinado a la parrilla.

Durante mƔs de una hora antes del comienzo de los fuegos artificiales, se podƭan ver gente lanzando todo tipo de fuegos de artificio, desde los mƔs sencillos hasta los mƔs profesionales.

A las diez de la noche dieron comienzo los fuegos artificiales oficiales. Hay que decir que la megafonĆ­a funcionĆ³ bastante mal, pues cada pocos segundos se perdĆ­a el audio, el cual debe ir sincronizado con los fuegos, y sin el cual estos pierden un poco de encanto.

A parte de eso, la gente a lo largo de playa seguĆ­a lanzando sus propios fuegos, lo cual creaba un escenario a la vez curioso y confuso.

Antes de las diez y media los fuegos se daban por terminados, al menos los oficiales, porque los oficiosos continuaron durante buena parte de la noche.




Seaside, estatua dedicada a Lewis y Clark.



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