La costa y el bosque lluvioso de Olympic


La costa y el bosque lluvioso de Olympic National Park.

DespuĆ©s de nuestra experiencia en el parque nacional de Olympic, la mejor opciĆ³n para pasar la noche es en Port Angeles. Hay un par de hoteles dentro del parque nacional como Log Cab Resort, Lake Crescent Lodge o Sol Duc Hot Spring Resort, el problema es que estos hoteles hay que reservarlos con bastante antelaciĆ³n, sobre todo cerca de un fin de semana y en verano.


Vista de uno de los muelles del puerto de Port Angeles desde el hotel Red Lion donde pasamos la noche en Port Angeles.

Port Angeles es el hub central del Olympic, y gracias a Marcela y su inventiva con los aniversarios de boda conseguimos un upgrade de habitaciĆ³n con vistas al ocĆ©ano. La noche en Port Angeles estuvo muy musical, pues hasta mĆ”s de las diez de la noche oĆ­mos mĆŗsica que venĆ­a desde la zona del puerto.


Huevos rancheros.

Huevos fritos con jamĆ³n.

El plan para hoy era ambicioso, bosques lluviosos y costa, todo dependƭa de cuanto tiempo dedicƔramos a Hoh, una de la joyas de Olympic.

QuerĆ­amos empezar el dĆ­a con fuerza asĆ­ que decidimos tomar un energĆ©tico desayuno en Port Angeles. 

En pleno downtown encontramos First Street Haven, un pequeƱo cafĆ©, en el cual conseguimos encontrar una mesa sin mĆ”s espera. 

El lugar seguramente sito en un lugar no muy preparado para un restaurante, pues carecĆ­a de baƱos, los cuales compartĆ­a con la boutique adyacente. 

Curioso, verdad, la boutique tiene baƱos, pero el restaurante no.

En cualquier caso el desayuno estuvo muy rico y en muy buena cantidad. 

Marcela tomĆ³ unos sabrosos y picantes huevos rancheros, yo me hice con unos simples huevos fritos con jamĆ³n y hash-browns, eso sĆ­, con pan gluten free, muy a tener en cuenta.

Como quedamos bastante llenos, y a pesar de llevar prisa por salir aquella maƱana, pensamos que lo mejor era bajar el desayuno con un buen paseo por el pueblo, el cual nos resultaba curioso y agradable a los dos.


Uno de los murales que adornan las fachadas en Port Angeles.

Algunos de estos murales se encontraban en jardines, muchos, los mƔs en fachadas a lo largo del downtown y de la zona del puerto.

Primeramente, encontramos grandes murales sobre muchas de las fachadas de los edificios. Todos ellos relacionados con temas relativos a Port Angeles o Olympic, y todos de enorme tamaƱo. 

El arte parece ser parte muy importante de este pueblo, pues en una de las calles principales encontramos unas curiosas estatuas de metal con figuras humanas muy cuadriculas en posiciones muy habituales. 

Las estatuas, de diferente corte se repiten por diferentes calles y la zona alrededor del puerto.


Estatuas metƔlicas con figuras humanas que encontramos en downtown.

Mas estatuas en la zona del puerto

Llegamos al malecĆ³n y dimos un agradable paseo mientras uno de los ferrys para Victoria se alejaba del puerto. 

En el propio puerto podemos encontrar un pequeƱo acuario que harƔ las delicias de pequeƱos y mayores.

Una vez que el desayuno quedĆ³ asentado, emprendimos la marcha hacia el oeste y hacia la costa.

La ruta es bien sencilla, continuar con la 101 que hace hace un circulo a toda la penĆ­nsula. Simplemente conducirla todo el rato hacia el oeste y luego hacia el sur.


Reflejos en Lake Crescent.

Volvimos a pasar por Lake Crescent, el cual estaba mucho mƔs tranquilo esa maƱana, pues hacƭa mucho menos viento, y ahora sƭ que se podƭan apreciar las montaƱas reflejadas en el profundo azul del lago.

SegĆŗn avanzamos al oeste, el cielo empezĆ³ a cubrirse mĆ”s y mĆ”s, y lo que se habĆ­a iniciado como un dĆ­a de radiante sol, se habĆ­a tornado en un dĆ­a gris y plomizo.


Cuanto mƔs nos acercamos a Forks, encontramos mƔs y mƔs referencias a Twilight.

Antes de llegar a la costa, hay que pasar por territorio de vampiros. Para los fans de la serie de pelĆ­culas Twilight, aquĆ­ podemos encontrar Forks, el pueblo y los bosques en los que se rodaron buena parte de la seria. 

Por esta zona es muy habitual encontrar referencias a la pelĆ­cula, y a los actores o personajes de esta.

Una vez dejados los vampiros atrƔs, tomamos la carretera 110, la cual nos lleva a dos importante playas: Rialto Beach y las playas de La Push en la Reserva India de Quileute.


Rialto Beach.

Rialto Beach sigue el formato de la costa en la penĆ­nsula de Olympic, agreste, playa de piedra, con varias enormes rocas en la misma playa o muy cerca de ella y con uno de los denominadores comunes de la mayorĆ­a de ellas, como son los restos de arboles en la propia playa. 

Estos arboles proceden de los bosques del interior, los cuales una vez caĆ­dos fueron arrastrados por los rĆ­os hasta el mar, el cual los devolviĆ³ de nuevo a tierra.


Multitud de troncos en Rialto Beach.

En Rialto, la cantidad de troncos que encontramos forma una autƩntica barrera de varios metros a superar, como quien se dedica a saltar vallas.

El dĆ­a seguĆ­a muy nublado, y era complicado obtener una buena imagen de la belleza de estos lugares.


First Beach en La Push.

De nuevo muchos troncos lavados y devueltos a la orilla.

En La Push, se encontraban en dƭas de fiesta en la reserva india, asƭ que tenƭan montado un mercadillo y un pequeƱo escenario en donde se preparaban varias actuaciones para el dƭa.

La playa de La Push se divide en First, Second and Third Beach, pero todas de ellas coinciden con Rialto Bach en la costa, las rocas, las piedras y lo arboles lavados por el mar.


Aguila, Ballena y Foca.

De vuelta en la 101, a los pocos kilĆ³metros llegamos a la desviaciĆ³n a Hoh. 

Este rainforest o bosque lluviosos es junto con Hurricane Ridge y Lake Crescent de los lugares mƔs visitados y esperados por los visitantes del parque.


Bosque lluvioso de Hoh.

Imprescindible tomar el Hall of Mosses, un costo paseo de poco mĆ”s de un kilĆ³metro en donde el musgo y el increĆ­blemente verde y frondoso bosque nos recuerda los cuentos infantiles de Hadas y Gnomos, los cuales uno parece esperar ver salir desde detrĆ”s de cualquier Ć”rbol.


Arboles mƔgicos.

La mayorƭa de los arboles estƔn completamente tapizados de musgo desde la base hasta la copa, y este es tan frondoso que cuelga de muchas de las ramas como si fuera hojas de los propios arboles.


Hoh Rainforest.

El paseo deja con la boca abierta a todos los visitantes, los cuales no paran de girar la cabeza por cada paso que dan por las increĆ­bles y maravillosas formas de arboles y musgo.


BĆŗho en el bosque.

El otro sendero recomendable de cerca de dos kilĆ³metros es el de Spruce Natural Trail, el cual es otro paseo circular, pero esta vez llegando hasta el rio Hoh. 

El mas largo es el Hoh River Trail, el cual se puede extender hasta bastantes kilĆ³metros, solo depende de las ganas de andar del visitante.


Detalle del musgo.

Por fortuna, una vez dejada la costa, el sol hizo acto de presencia,  y pudimos disfrutar de nuestra visita en Hoh con un maravilloso sol, el cual es difĆ­cil de ver entre tan cerrado bosque, pero su claridad hace que el bosque sea menos plano.

Para hacerse una idea de lo hĆŗmedo de este lugar, simplemente compararlo con Seattle, una de las ciudades mĆ”s lluviosas de Estados Unidos, si no la mĆ”s, la cual recibe una media de 30 inches por aƱo, en cambio Hoh recibe del orden de 180 inches por aƱo.

Un Ćŗltimo detalle sobre el parque, y ese la enorme poblaciĆ³n de mosquitos, los cuales con el Ćŗnico punto negro de la visita; junto con avispas, mucho mĆ”s peligrosas que los mosquitos.

Dejado atrƔs el bosque de las eternas lluvias, la carretera 101 de nuevo se vuelve a acercar a la costa.


Muchos arboles devueltos por el mar en Ruby Beach.

La primera playa de esta zona es Ruby Beach. De nuevo, el Pacifico se encontraba cubierto, pero segĆŗn llegĆ”bamos a la playa, nuestro sol particular empezĆ³ a lucir en el cielo con mĆ”s y mĆ”s fuerza, hasta acabar con una tarde bien soleada.

Ruby Beach de nuevo ofrece: Grandes Rocas, piedra de piedra y cientos y cientos de arboles devueltos por el mar.


Ruby Beach al atardecer.

Poco mƔs al sur la playas empiezan a ser mas anchas y de arena clara, y muchas de ellas sin los cientos de arboles lavados por el mar.

Entre las playas de arena, podemos encontrar Kalaloch Lodge, el Ćŗltimo en la costa, aunque no el Ćŗltimo del parque nacional.

Poco mƔs quedaba para el dƭa, la visita a Lake Quinault y el segundo bosque lluvioso tendrƔn que esperar la un tercer dƭa de visita.

De momento solo quedaba cenar, pues del desayuno no quedaban ni restos y no habĆ­amos probado bocado en el resto del dĆ­a.


Plato de pupusas en La SalvadoreƱa.

La noche la Ć­bamos a pasar en Aberdeen, para asĆ­ estar mĆ”s cerca de Quinault para el dĆ­a siguiente. 

Encontramos un restaurante salvadoreƱo llamado La SalvadoreƱa cerca de downtown, el cual se encontraba casi desierto a esas horas de la tarde noche.

La orden del dƭa como en cualquier otro restaurante salvadoreƱo fueron varias pupusas para cada uno.




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